13 outubro 2011

O peregrino

(Caspar David Friedrich, O peregrino sobre o mar de brumas, 1817-18, Kunsthalle, Hamburgo)

Hoje sonhei com alguém que me dizia que um amigo tinha um site chamado "O peregrino"..pra eu pesquisar na internet depois.
Acordei e fui pesquisar! Haha.
Descobri que existe um livro chamado "O peregrino" ("The pilgrim's progress"), um clássico mundial cristão calvinista, escrito por John Bunyan.
Achei engraçado porque o primeiro capítulo chama "À semelhança de um sonho" e começa exatamente narrando sobre um chamado que o personagem recebe em um sonho e sai para uma peregrinação...somente depois de se salvar ele percebe que gostaria de ter sua família com ele.
Achei engraçada a coincidência e resolvi então, eu mesma fazer um sítio virtual "O peregrino", pra completar a ironia da história!

:D

Então deixarei os significados dessa pintura, símbolo do romancismo, que achei na internet:

"El caminante sobre el mar de nubes, Caspar David Friedrich (1818). Pintor romántico alemán del siglo XIX cuyos impresionantes paisajes y marinas no son sólo fruto de una meticulosa observación de la naturaleza, sino que tienen también carácter alegórico.

El caminante: El hecho de que el viajero se encuentre de espaldas y no pueda vérsele la cara, ha sido objeto de análisis e interpretaciones. De esta forma el autor impide que la fisonomía del personaje anónimo distraiga la atención del paisaje. Al mismo tiempo, el no tener rostro transmite mejor la idea de la disolución del individuo en el «todo» cósmico.[4]

Esta postura (una persona vuelta de espaldas tiene la vista puesta en un paisaje romántico) se repite en otras pinturas de Friedrich, como los Acantilados blancos en Rügen. La figura de espaldas, que está en pie como un monumento sobre un lugar elevado, atrae al espectador al interior de la pintura. La figura vuelta de espaldas desempeña en los cuadros de Friedrich un papel similar a la de análogas figuras en los cuadros de René Magritte. También Magritte trabajó con motivos únicos como con piezas de desalineamiento. Las figuras vueltas de espaldas en las que a menudo se puede reconocer a Friedrich, adoptan una posición central en sus pinturas al óleo a partir de 1807. Se ha apuntado la posibilidad (aunque es meramente eso: una hipótesis), de que, como Friedrich no dibujaba particularmente bien a las personas, su amigo Georg Friedrich Kersting, que también pintó a Caspar David en su estudio, pintase algunas figuras para los cuadros de Friedrich.

La figura vuelta de espaldas cumple una importante función como figura de identificación. Normalmente están colocados de tal manera que cubren el punto de fuga. A causa de ello, el espectador tiende a colocarse en el lugar de la figura, y de esta manera seguir también de cerca el fenómeno natural.

Las figuras no representan individuos concretos. Y la naturaleza serviría de proyección a los sentimientos del espectador.

El hecho de que el viajero se encuentre en el centro de la pintura, además, indica que está en posición de dominación. Sin embargo, el llevar un bastón, quizá para facilitarle la ascensión, apunta a cierta debilidad.

El viajero se encuentra solo. Todo indica que no hay otra presencia humana. Se percibe en el individuo aislamiento y soledad.

El caminante simbolizaría, en fin, al hombre que concibe su vida terrena (la montaña a la que corresponde la masa rocosa en primer plano) como un preludio a la vida eterna (el mar de nubes).

La postura del caminante, con una pierna delante de otra, indicaría que domina la vida de este mundo y mira al más allá con admiración.
[editar] El paisaje

Las rocas entre la montaña en la que está el viajero y el fondo simbolizarían la fe del ser humano. Las montañas del fondo representan la vida eterna futura en el Paraíso.

El mar de nubes en sí se ha entendido también como alusión a la divinidad, estando el hombre entre la naturaleza (la montaña del primer plano) y Dios (el mar de nubes).

Otras interpretaciones aluden a que el mar de nubes representaría la inmensidad del universo[2] [4] frente a la pequeñez del hombre. El hombre no es nada ante la naturaleza, se puede en consecuencia hacer referencia al texto les Feuilles d’automne (las Hojas de otoño) de Víctor Hugo en las que se evoca la pequeñez del hombre frente a la naturaleza. La naturaleza se regenera, pero el hombre es mortal. Se pretende transmitir el sentimiento de lo sublime, la impresión de magnificencia y sobrecogimiento que produce la naturaleza en toda su grandeza. El hombre de espaldas parece recordar, sumido en su contemplación, a algún difunto o su propia mortalidad.

H. Zerner (1976) propuso una interpretación simbólica de los elementos: la niebla sería la imagen de las divagaciones, de la realidad escondida, la barrera entre la tierra y el cielo; las rocas, lo que los une, la imagen de la fe.[2]

Finalmente, cabe apuntar que también se ha hecho una interpretación política y nacionalista de esa obra. En efecto, durante las guerras napoleónicas se logró cierta unificación de los estados alemanes, perdida después del Congreso de Viena Friedrich expresaría la espera de una Alemania libre y mejor. En este sentido, el caminante no sería Friedrich, sino un caído en las guerras de liberación (1813-1815). Por ser un símbolo político, viste la típica levita alemana, prohibida en 1818."

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